lunes, 15 de noviembre de 2010

La Verdadera Democracia.

Auxi Rueda
Buenos días, Ávila

Escribo estas líneas un sábado por la noche, justo cuando acabo de apagar el televisor con una mezcla de indignación e impotencia, tras ver un reportaje especial sobre la otra cara de la visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona. Era un video que mostraba las posturas de aquellos quienes se opusieron firmemente a esta visita mostrando su in disconformidad con la misma en varios momentos.

Verdaderamente es legitimo y muy sano que haya distintas opiniones en relación a todas las facetas de nuestra vida, también la religiosa por supuesto. Y entiendo que haya quienes no piensen de la misma forma que yo hago, y lo respeto, porque su opción es tan valida como la mía.
Ahora bien lo que me enerva la sangre sobremanera es comprobar cómo quienes no creen en Dios, en el Papa, en los curas o en la Iglesia, nos traten con una beligerancia extrema a quienes sí creemos en ello.
Con sus frases llenas de odio, su verborrea plagada de insultos, sus frases hechas y sus prejuicios mal formados, están generando un clima de confrontación e intransigencia que nos lleva a una intolerancia extrema, a la ruptura de la convivencia cívica.

Y digo yo: ¡qué curioso es ver que quienes más vociferan propugnando la libertad de expresión y de pensamiento sean los que más traten de imponer una forma de actuar concreta! Señores, si ustedes no creen, me parece perfecto, pero déjenos tranquilos a los que sí lo hacemos. En eso consiste la verdadera democracia y la verdadera libertad.


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