lunes, 7 de febrero de 2011

Nuestra Caja


En los últimos días se está hablando mucho de las Cajas de Ahorros. “Fusiones frías”, conversiones bancarias, reorganizaciones, etc.
Es evidente que la realidad de estas entidades está cambiando y que ese cambio afectará seguramente también a sus clientes.
Desde mi experiencia personal, principalmente en el ámbito de las organizaciones sin ánimo de lucro en las que participo desde que tenía dieciséis años, y ya he perdido algunos pelos desde entonces, nuestra Caja de Ahorros, Caja de Ávila ha supuesto un apoyo esencial en el funcionamiento de esas organizaciones culturales y de discapacidad.
La cercanía y sensibilidad que los diferentes responsables han manifestado, insisto, desde mi experiencia personal, con los muchos y variopintos proyectos que se les han presentado, algunos de ellos, he de reconocerlo, bastante peculiares, han permitido desde acercar la cultura a pequeños municipios (teatro, música y otros espectáculos) hasta que personas con grandes niveles de dependencia puedan conocer por primera vez la playa u otros lugares de gran interés hasta entonces vetados para ellos, pasando por comprender  que las necesidades económicas de esas organizaciones necesitan del esfuerzo a la hora de negociar, por ejemplo, pólizas de crédito que garanticen, y no es poca cosa, poder hacer frente al pago de las nóminas de los profesionales que en aquellas trabajan.
Y es que, incluso cuando se cumple con las obligaciones encomendadas, es e justicia reconocer el trabajo bien hecho… y de bien nacidos ser agradecidos.
Mucha suerte a Caja de Ávila y a sus empleados en esta nueva andadura, en la que seguro nos seguiremos encontrando.
¡¡Buenos días, Ávila!!

Jaime Rodríguez


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