La Constitución de 1978 nace de la necesidad de profundos cambios en la sociedad española.
El denominado espíritu de la transición que lideraron nuestro paisano Adolfo Suarez y su majestad el Rey D Juan Carlos fue el motor que hizo que la democracia no fuera un paréntesis en nuestra historia.
En ese momento crucial los políticos buscaron el bien común e hicieron por nuestro pais gestos de gran altura de miras. Solo una muestra, un ayudante de Suarez en la Moncloa fue el encargado de recibir a Santiago Carrillo durante un buen rato antes de su entrevista con el presidente. Este ayudante cuyo nombre no es necesario citar había perdido a su padre fusilado en la Almudena por los republicanos.
Atendió a Santiago Carrillo pensando que era lo mejor para su país.
Desgraciadamente nuestro presidente ha generado una ley de memoria histórica que ocasiona situaciones esperpénticas como la vivida en Candeleda este pasado fin de semana. Una ley que quiere resarcir no la memoria de un pasado sino el afán de establecer diferencia s entre unos y otros.
Es triste ver como se remueve de manera sesgada la memoria. Víctimas inocentes las hay en todas las confrontaciones pero las hay en los dos bandos. Utilizar su memoria de manera malintencionada solo sirve para separar lo que el espíritu de la transición supo construir con el esfuerzo el sacrificio de todos.
José María Molina
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