martes, 15 de marzo de 2011

Terremoto de Japón



Un terremoto de más de 8 grados Richter ha sacudido el norte de Japón. Es lo que tiene la globalización. Sucede algo al otro lado del mundo, y casi lo podemos vivir al minuto. Las sensaciones de los afectados, la destrucción material, el tsumami posterior, los testimonios en directo, el número de víctimas… Sorprende ver cómo los periódicos llenan sus portadas con noticias importantes, aunque lejanas, haciendo inmediatamente viejas las noticias que resaltaban sólo unas horas antes.
¿Dónde está el séptimo aniversario de los atentados del 11-M? ¿Dónde las enésimas detenciones de la cúpula etarra? ¿En qué pagina aparecen ya las revueltas del norte de África? La capacidad casi infinita de informar de los medios de comunicación actuales no garantiza, lamentablemente, que estemos bien informados. La enorme cantidad de datos que recibimos a diario impide muchas veces profundizar en las noticias que recibimos, como si bastase la mera enumeración de sucesos que, en cascada imparable, los medios escupen sin pausa, pasando de lo importante a lo banal sin pestañear. Tragamos sin digerir el número de víctimas del terremoto, para que un segundo después nos vendan la malísima película de Santiago Segura, o terminamos mezclando el drama de los 5 millones de parados en nuestro país con última ocurrencia de la Belén Esteban.
Y así podemos pasar el tiempo, de noticia en noticia, creyendo saber mucho pero sin enterarnos en realidad de nada. Que, precisamente, es lo que el poder desea: gente entretenida, pero que sepa lo menos posible. Hoy en día no basta con encender la televisión o escuchar la radio. Tan importante como eso es saber filtrar, seleccionar programas, cadenas, y sobre todo apagarlas de vez en cuando, y encender el cerebro leyendo un libro, pensando un poco o escuchando a alguien que sepa más que nosotros.

Pablo Martín Pascual

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